El varicocele es el reflujo de la sangre que es drenada por las venas del testículo, lo que condiciona la dilatación de dichas venas y un microambiente testicular adverso, con impacto a nivel sintomático y/o seminal.
La prevalencia del mismo ronda el 15% en la población general, pero llega al 30% en parejas con infertilidad primaria (parejas que no han logrado tener hijos) y un 75% en parejas con infertilidad secundaria (tienen 1 o más hijos, y les cuesta un subsiguiente). Es mucho más frecuente del lado izquierdo, por razones anatómicas, ya que el drenaje venoso izquierdo soporta una columna hidrostática mayor que del lado derecho, aunque no es infrecuente diagnosticarlo en ambos lados.
Los síntomas que el paciente puede experimentar son molestias escrotales, sobre todo una sensación de “ocupación del escroto”, siendo infrecuente que llegue a ser un “dolor” propiamente dicho. De ser asi, el Andrólogo debe primero descartar otras causas de dolor testicular más probables (infección, traumatismo, entre otros). Asimismo, puede palparse un abultamiento escrotal, y aún la visualización de estas venas a través de la piel.
El diagnóstico se realiza a través del examen físico, en donde el Andrólogo, ante la sintomatología que acusa el paciente, puede objetivar la presencia o ausencia de varicocele, su uni o bilateralidad, y su grado de severidad (visible, palpable, palpable al realizar un esfuerzo), así como aprovechar para realizar un examen físico genital integral. La ecografía testicular con doppler color y pulsado es la técnica ideal para la objetivación ecográfica del varicocele, así como su graduación de severidad.
En algunos pacientes, el diagnóstico se realiza en forma incidental, sin que el paciente acuse ningún síntoma, en el contexto de un examen físico por otra consulta, o en aquellas parejas que consultan por infertilidad primaria o secundaria. En estos pacientes, al no acusar ningún síntoma, es importante conocer el impacto seminal mediante un espermograma y, de reconocerse alteraciones seminales atribuibles a la presencia del varicocele, se sugiere corregirlo.
El tratamiento del varicocele depende de la situación particular de cada paciente. Puede expectarse, vigilarlo mediante el interrogatorio de los síntomas, el examen físico y ecografía y parámetros seminales, y ante el empeoramiento de alguno de estos parámetros, plantear su corrección. En pacientes sintomáticos o con alteraciones seminales, se sugiere corregirlo ni bien se diagnostica dicha situación.
La estrategia terapéutica también debe adecuarse a cada paciente. Puede abordarse en forma quirúrgica o en forma endovascular. La corrección quirúrgica del varicocele puede realizarse en forma convencional o mediante técnica microscópica. Ambos se realizan mediante una pequeña incisión en la ingle de no mas de 3-4cm, justo por encima de la raíz del escroto correspondiente. La diferencia entre ambos es el uso de un microscopio, con el fin de eliminar las venas enfermas del sistema de drenaje venoso, sin dañar demás estructuras que se encuentran sumamente próximas unas a otras (arteria testicular, conductos linfáticos, conducto deferente – seminal – y nervios), lo cual podría conllevar a complicaciones sumamente angustiantes como el dolor testicular crónico, la atrofia testicular, el compromiso seminal, entre otros. El abordaje endovascular (embolización) consiste en un procedimiento en el que se canalizan dichas venas a través de una punción percutánea, y ocluyendo las venas “desde adentro” de estas. Suele tener menos resultados favorables que el abordaje quirúrgico, por lo que suele reservarse para aquellos pacientes que recidivan (es decir, que se vuelve a instalar el varicocele, lo que ronda un 10% de los pacientes), o que no pueden o no se recomienda el abordaje quirúrgico.
El 70% de los pacientes mejoran los síntomas y/o los parámetros seminales. De aquellos pacientes con infertilidad primaria o secundaria (sin factor femenino adverso simultaneo), el 30-40% logra el embarazo en forma espontanea en los primeros 6 meses. En caso de no lograrlo, la calidad seminal aportada en cualquier tratamiento de reproducción asistida mejorará los resultados.
En el Centro Médico Vilella, el Dr. Alejandro Silva Garretón, Médico Urólogo de nuestro centro, forma parte del equipo de Andrología y Reproducción del Hospital Italiano de Buenos Aires, y posee una amplia experiencia en el diagnóstico y tratamiento de esta patología, así como para el asesoramiento integral inicial de una pareja en situación de infertilidad. Se especializa sobre todo en el tratamiento del varicocele mediante técnica microquirurgica, lo que aumenta considerablemente los resultados favorables del tratamiento, así como disminuye la posibilidad de complicaciones.
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