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Las experiencias estresantes en esta etapa están relacionadas a cambios, adaptaciones y ansiedad por enfrentar un nuevo año.

Estas experiencias no siempre producen un problema para la salud, en el corto plazo pueden llevar a crecimiento, adaptación y nuevos aprendizajes.

Sin embargo, si las rutinas se perciben como amenazantes y se mantiene este sentimiento en el tiempo se vuelven problemáticas para la salud, estas se vuelven crónicas, y difíciles de enfrentar debido a la falta de recursos de apoyo personal, social y del entorno.

Volver de las vacaciones y prepararnos para el comienzo de las clases,  el trabajo, los estudios,  puede percibirse como un desafío o una amenaza para el individuo o para la familia. 

Para que no aparezcan crisis o síntomas producidos por los cambios tanto en las vacaciones como cuando volvemos a casa podemos mejorar ciertas habilidades que aumenten nuestros recursos de afrontamiento.

 Reflexione en mejorar estas habilidades frente a los cambios que nos producen ansiedad.

1-concentrese más en el proceso que en el resultado. 

Mientras  realice el proceso de cambio tenga conciencia sus estados de ansiedad, trate de regularlos. Los chicos principalmente se ven afectados por la ansiedad de los padres, todo es rápido, veloz, el tiempo empieza a tener una importancia terrible y se transforma en nuestro principal enemigo. Vivamos el proceso de la preparación de comenzar con nuestras rutinas en el momento presente disfrutándolo ya que la ansiedad nos hace vivir (vivir?) en el futuro y corremos hacia el mundo del “ya está”.

3- Regular nuestros deseos de perfección, aceptar los errores

Tenga en cuenta que lo más valioso y con lo único que aprendemos es cuando tenemos errores, el error es una oportunidad de aprendizaje. Ser perfeccionista es uno de los factores psicológicos de la personalidad que causan más estrés, sobre todo cuando se conjuga con la autosuficiencia por que la persona tiene problemas para pedir ayuda en general y en particular con un profesional que colabore para disminuir la carga de exigencia interna.

4-Postergar o procastinar su relación con la ansiedad

Muchas  veces postergar actividades puede transformarse en un problema y esto les pasa a los adultos y hay que estar atentos cuando se ve en los niños para ayudarlos y que no se transforme en un síntoma. La postergación o la procastinación están íntimamente asociados a la ansiedad, se trata de un trastorno del comportamiento ante situaciones de estrés.Dejamos para luego las cosas, formando un círculo vicioso entre ansiedad y culpa que genera más ansiedad.

Esta aparece por sentirnos abrumados por las tareas, las responsabilidades  o los cambios. 

Ejemplos: realizar trabajos o estudios rápidos a último momento. Estirar los tiempos y perder oportunidades, no concretar en tomar decisiones, Sentir que no se logran o no se lograrán las metas propuestas en la vida.

Conclusiones: Empezar algo siempre genera ansiedad, decimos cuesta arrancar y en general lo logramos y empezamos el año con esperanzas que se cumplan nuestras expectativas.

Necesitamos hacer pequeños cambios para mejorar día a día y para ello ser consientes que cosas queremos cambiar aunque cuesten porque “son difíciles” las dejamos y las pasamos para más adelante, el año que viene?

Nuestra relación con los hijos, con la pareja con los amigos con los compañeros de trabajo con el entorno, depende de cómo estemos con nuestro estado de ánimo y éste de la conciencia de nuestros niveles de estrés y ansiedad, 

¿Que los producen? ¿Cómo mejoro? Son buenas preguntas para empezar el año, pensemos que nuestros recursos de afrontamiento nos van a ayudar a mantener a raya el estrés. 

Dra. Mónica CornejoCoordinadora Servicio de Medicina y Psicología del estrés 


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